Es la última estación de la línea 5, una estación intermodal de interconexión entre el metro subterráneo y el sistema de buses.

La cubierta a diseñar debía proteger al usuario desde su salida del bus hasta el ingreso a la estación; el proyecto solo contemplaba sobre superficie algunos puestos menores de venta y un gran espacio libre. El reto fue adaptarse a la forma de la planta.

Tomando como referencia el diseño original, se proyectó sobre una plataforma irregular determinada por los trece paraderos que la conforman. Se plantearon alternativas previas y finalmente se optó por trabajar con arcos de geometría circular.

El reto consistió en lograr una adecuada proporción entre la altura y la luz de los arcos transversales al irregular desarrollo de la planta arquitectónica; así mismo, se plantearon pocos apoyos para lograr un espacio más libre; colocándolos de concreto armado cada veinte metros y la luz de los arcos varió entre cinco y treinta metros.

Se prestó especial atención al diseño de las columnas de concreto armado, dándoles un carácter escultórico. Estas columnas tienen cuatro brazos de donde nacen las vigas y arcos en voladizo y, del tope emerge una cabeza que se conecta a través de una espina dorsal (arco principal) hasta la columna opuesta.